El bambú de mis sueños

Hablemos hoy del bambú. ¿Del qué? Sí, sí, del bambú. Esa planta de origen japonés que tarda 7 años en crecer. ¿Cómo? Sí, esa planta que llega a crecer hasta 30 metros de altura en 6 semanas… después de 7 años de riego y fertilización. ¿Cómo? ¿Significa esto que una planta de 30 metros tarda sólo seis semanas en crecer? No. Esto significa que el bambú utiliza los primeros siete años de su vida, de aparente inactividad, para generar un complejo sistema de profundas raíces que posteriormente le van a permitir un crecimiento muy elevado, sin las cuales no sería capaz de sostenerse a tal altura.

La historia del Bambu

Aahhh, amigo… ¡esto me suena!

Dime… ¿Qué pasaría si comprases una semilla, la sembraras, la regaras a diario con toda tu ilusión, y vieses que no pasa nada en los 6 meses siguientes? ¿Y qué harías si al año sigue sin haber ni rastro de la planta? ¿Seguirías regando… o la tirarías a la basura e irías a quejarte al vivero que te la vendió?

«Como haces una cosa es como haces todo» – dice mi maestro T.Harv Eker. Y qué gran verdad. Nos pasamos la vida buscando soluciones rápidas, resultados inmediatos, triunfos apresurados, relaciones fáciles… sin entender que el éxito es en sí el desarrollo interno durante el proceso. Y luego, encima, si los resultados no son los que esperábamos, nos atrevemos a culpar al vecino, al jefe, al marido, al padre, al amigo o al abogado de las consecuencias. ¡Qué responsables!

Y es así como algunos, en el afán de obtener resultados a corto plazo y de pagar sus facturas a fin de mes, se olvidan de que la vida es eso que pasa mientras esperas que pase algo.

Y es así como algunos, con la ilusión de que algún día promocionarán y tendrán dinero suficiente para pagar alguna nueva factura de un coche mejor, una casa más grande o un vestuario mayor, pasan los días engordando la riqueza de los que piensan a largo plazo y disminuyendo su capacidad de sonreír y disfrutar del camino.

Y es así como algunos, a cambio de 23 días de vacaciones cada 342 de trabajo intenso y desmotivante, se olvidan de quién son para figurar en ese personaje andante que los demás esperan que sea.

Y es así como algunos, lejos de apreciar los frutos de un esfuerzo inmediato, abandonan la carrera de sus sueños a escasos metros de la meta.

No rendirse

Y es ahí, cuando sientes que nada está sucediendo, que no hay avance, que no hay salida, que no hay resultados, que no hay logros… es ahí cuando tus raíces están cogiendo forma y preparándose para el impulso del gran salto de altura. Porque recordad amigos, es lejos de la comodidad y la seguridad donde se crece y se cumplen los sueños. Es en la perseverancia y la constancia donde emanan los frutos del árbol de nuestra vida.

«No atraemos lo que queremos sino lo que somos» – Tao Tse King

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